miércoles, 28 de septiembre de 2016

El hombre de las mil caras

"Nadie dijo que hacerse rico saliera barato"

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Alberto Rodríguez nos presenta un thriller que avanza a ritmo frenético; entretenido, rocambolesco, algo complejo e incluso divertido, aunque con una intensidad que no siempre se acaba manteniendo.

Esperábamos con ganas la llegada de esta película, no solo por su temática que nos incumbe a todos los españoles y que ha sido comidilla de la prensa durante los años 90, sino por preceder a la ovacionada y premiada "La isla mínima". Aquella película rodada con maestría y centrada especialmente en sus personajes, haciendo un estudio psicológico de los mismos, deja paso a un film con una historia más grande, basada en hechos reales, en la que se pone de manifiesto que la realidad supera con creces a la ficción. Entre sus puntos fuertes encontramos: su factura impecable, su guión y la estructuración del mismo, así como un cierto aire sarcástico que inunda su historia. Tras su comienzo arrollador y llegados a su magistral desenlace, acaba obligándonos a hacer una reflexión ya no sobre la política española, sino sobre los valores y principios que nuestros representantes tienen y la escasa denuncia social existente.
Si algo tenemos que achacarle a esta película es que sufre un cese de ritmo en su nudo, en cierta medida, debido a un exceso de complejidad en la trama, que no deja asimilar todos los pasos de sus personajes y que acaba agotando al espectador. Al mismo tiempo, es tal el material de la misma, que da la sensación que quizás el resultado podría haber sido aún mejor, sin embargo, posee la seriedad suficiente como para elevarla por encima de los thriller políticos americanos habituales y de llevar el sello de cine español de calidad.
Las actuaciones en la misma son correctas sin más, exceptuando a Eduard Fernández que nos regala una gran interpretación, ya reconocida en el Festival de San Sebastián con el premio a mejor actor.
Concluyendo, nos encontramos ante una película que nos mantendrá pegados a la butaca, dejándonos un buen sabor de boca, al mismo tiempo que nos transmite un mensaje mayor en el que todos somos protagonistas. En nuestras manos está que se sigan permitiendo este tipo de actos, pues al fin y al cabo esta trama llena de corrupción y estafa, nos inunda hoy día más de lo que pensamos.

Lo mejor: Su guión y su factura impecable, sin olvidar la interpretación de su protagonista Eduard Fernández.
Lo peor: Su ritmo decae a la mitad del metraje y en ciertas ocasiones la trama se pierde en su complejidad.

VALORACIÓN: 7/10