El camino inescrutable de la fe
"Silencio" la nueva película del maestro Scorcese es lenta, reflexiva, discursiva y profunda, quizás algo repetitiva y larga, pero de una épica intimista abrumadora.
Partimos de la base de una película que a diferencia de sus anteriores trabajos, no va dirigida al gran público. Su hilo argumental principal es la fe, ya de partida un tema que genera cierta controversia y que puede que aleje a más de un espectador.
Haciendo un análisis de la misma, en primer lugar hay que destacar su magnífica fotografía y el trabajo de cámara, capaz de captar detalles que dotan de vida la historia, de retratar paisajes que hablan por si solos y de filmar rostros cuyos sentimientos trascienden a través de la pantalla. Una capacidad sorprendente de retratar el tiempo en la misma y de usar los espacios, que cobran gran importancia en el relato. Las escenas de tortura son sobrecogedoras y están filmadas con un realismo y maestría que muchas se quedan perpetuadas en nuestra memoria.
Otro de los puntos reseñables, son sus interpretaciones, sin embargo, esta tiene un claro protagonista. Andrew Garfield consiguió hacer una buena interpretación en "Hasta el último hombre", pero en esta nos regala una actuación magistral y más viniendo de un actor tan joven y con una experiencia no muy extensa en cine. Una actuación compleja, profunda y llena de matices. Un trabajo de gran expresividad y exigencia, que lleva el peso de la historia.
Llegados a este punto, es necesario hablar del guión. Su complejidad, requiere un tratamiento sutil, en ocasiones poético, quizás metafísico, pero que su director ha sido capaz de captar a la perfección, aunque el propio reto de conseguir este objetivo, lleve consigo una serie de problemas.
La historia que se nos presenta, nos adentra en un relato contenido, de ritmo pausado, en el que sin que la trama se estanque, nos sumerge en los pensamientos de sus protagonistas, nos hace participe de sus creencias, de su fe que se tambalea ante la duda y la falta de respuestas, de unos valores y principios que se ven puestos en peligro. No solo es una película que habla sobre la fe o que enfrenta el cristianismo extendido por los jesuitas frente al budismo de los japoneses, sino que habla también de la cultura, de las costumbres y de la identidad. No estamos ante una historia de buenos o malos, o en el que se nos imponga una creencia, en ella cada uno implora su fe y da la justificación de la misma, una fe sobre la que la propia historia va haciendo una reflexión, en la que se plantean más preguntas que respuestas, en la que se critican los radicalismos de la religión y los extremismos, cuyos actos de violencia contradicen los principios de la misma y cuya imposición es objeto de egoísmo e ignorancia.
En conclusión "Silencio" es una película que no está hecha para todos los paladares, que se aleja de la grandilocuencia de las bandas sonoras o las grandes escenas de acción. No hay manipulación en ella, todo es transparencia, no pretende gustar o dejar un buen sabor de boca.
Asumido esto no podemos decir que sea una obra menor en la filmografía de Scorcese. Una película que nos invita a pensar, a reflexionar sobre la fe en si misma y las creencias. El papel que juegan estas en nuestra vida, la importancia que toman sobre nuestros valores y principios, así como los límites de esa fe, los pilares que la sustentan y las convicciones que la mantienen viva. En definitiva, no hay fe más verdadera que la que siente uno mismo en su interior y confía plenamente en la realidad de la misma.
Lo mejor: Interpretaciones, fotografía, dirección y en especial la forma en la que nos adentra en su historia, nos invita a la reflexión y nos hace participe de la misma.
Lo peor: Es reiterativa aunque forma parte su objetivo final, excesiva en tiempo como consecuencia de ello y no fácil de digerir ante la ambigüedad de la proposición y su contradicción. La irónica figura de los japoneses chirría un poco en el conjunto y no siempre es encaja con la seriedad de la historia.
NOTA: 7/10
Llegados a este punto, es necesario hablar del guión. Su complejidad, requiere un tratamiento sutil, en ocasiones poético, quizás metafísico, pero que su director ha sido capaz de captar a la perfección, aunque el propio reto de conseguir este objetivo, lleve consigo una serie de problemas.
La historia que se nos presenta, nos adentra en un relato contenido, de ritmo pausado, en el que sin que la trama se estanque, nos sumerge en los pensamientos de sus protagonistas, nos hace participe de sus creencias, de su fe que se tambalea ante la duda y la falta de respuestas, de unos valores y principios que se ven puestos en peligro. No solo es una película que habla sobre la fe o que enfrenta el cristianismo extendido por los jesuitas frente al budismo de los japoneses, sino que habla también de la cultura, de las costumbres y de la identidad. No estamos ante una historia de buenos o malos, o en el que se nos imponga una creencia, en ella cada uno implora su fe y da la justificación de la misma, una fe sobre la que la propia historia va haciendo una reflexión, en la que se plantean más preguntas que respuestas, en la que se critican los radicalismos de la religión y los extremismos, cuyos actos de violencia contradicen los principios de la misma y cuya imposición es objeto de egoísmo e ignorancia.
En conclusión "Silencio" es una película que no está hecha para todos los paladares, que se aleja de la grandilocuencia de las bandas sonoras o las grandes escenas de acción. No hay manipulación en ella, todo es transparencia, no pretende gustar o dejar un buen sabor de boca.
Asumido esto no podemos decir que sea una obra menor en la filmografía de Scorcese. Una película que nos invita a pensar, a reflexionar sobre la fe en si misma y las creencias. El papel que juegan estas en nuestra vida, la importancia que toman sobre nuestros valores y principios, así como los límites de esa fe, los pilares que la sustentan y las convicciones que la mantienen viva. En definitiva, no hay fe más verdadera que la que siente uno mismo en su interior y confía plenamente en la realidad de la misma.
Lo mejor: Interpretaciones, fotografía, dirección y en especial la forma en la que nos adentra en su historia, nos invita a la reflexión y nos hace participe de la misma.
Lo peor: Es reiterativa aunque forma parte su objetivo final, excesiva en tiempo como consecuencia de ello y no fácil de digerir ante la ambigüedad de la proposición y su contradicción. La irónica figura de los japoneses chirría un poco en el conjunto y no siempre es encaja con la seriedad de la historia.
NOTA: 7/10
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