Escucho las vibraciones de tu voz en mi corazón
Esta obra francesa que obtuvo gran éxito en su país de origen, nos acerca a una temática compleja y real, no solo interesante, sino necesaria, como es esta discapacidad que impide la comunicación oral y que impone numerosas barreras en la sociedad en la que vivimos.
La película plantea esta propuesta de una manera muy inteligente, haciendo uso de un humor que cabalga entre la ironía y la crítica, dando pequeñas pinceladas de drama y dejando pequeños mensajes para la reflexión del espectador.
La fluidez de la película es algo muy positivo, porque en todo momento conecta con el publico, resultando una historia sencilla, agradable de ver y ante todo natural y realista. Esta refleja fielmente los problemas a los que se enfrentan las personas que tienen esta disfunción.
Se puede decir que su desarrollo resulta demasiado convencional, sin embargo, desde esa base de comedia costumbrista familiar, se van dando pinceladas con chispas de ingenio, que van embelleciendo el metraje y que terminan construyendo una historia personalizada y llena de detalles. Aunque su desarrollo lo hayamos visto en miles de películas, son los propios personajes los que nos hacen sentir, los que nos emocionan y los que hacen de esta sencilla historia, una buena película.
Todos y cada uno de los actores que forman la familia hacen un muy buen papel, permitiendo que empaticemos con ellos en todo momento y transmitiéndonos una gran carga emocional con sus expresivos rasgos faciales. La protagonista, que en un principio cumple con su papel sin ser más destacable, se va engrandeciendo, al mismo tiempo que su personaje se va haciendo más maduro, en una etapa conflictiva como es la adolescencia, y con el añadido de tener una familia con una discapacidad en cierta manera condenada por la sociedad.
Uno de los aspectos más destacables de esta pequeña historia, es el acierto de no irse por las ramas del sentimentalismo barato y el dramatismo lacrimógeno.
La música juega un papel importante en la película, siendo responsable de los momentos más emotivos y cercanos de la historia. Las dos canciones interpretadas por la concursante del programa "La voz Francia", resultan realmente conmovedoras.
Esta familia de sordomudos demuestran que a pesar de no poder oir y hablar, ellos pueden sentir, pueden comunicar sus sentimientos y pueden demostrar todo su cariño interior. Sus deseos por cambiar la sociedad, quitándole importancia a lo banal y dándole importancia a lo vital, lo vemos a través de los deseos del padre por ser alcalde. Por otro lado, la madre muestra una actitud protectora hacia lo que la mantiene viva, sus hijos y su granja, sintiendo en silencio el peso de la frustración de todos aquellos a los que se le ha dado el don de hablar y oír, pero del que a ella no solo se le ha privado, sino que además se le ha dado una hija que si lo tiene, a la que nunca podrá escuchar su melódica voz que a tantos gusta y emociona. De alguna manera, la joven adolescente es el elemento de estabilidad en la familia, la que los mantiene conectados a la sociedad. Ella es su voz y sus oídos, de hecho, el temor a perderla los lleva a pensar en la soledad y la incomunicación que supondría su ausencia.
Sin embargo, finalmente sentimos que aunque haya barreras que son imposibles de derribar, existen soluciones que nos permiten adaptar las situaciones y hacer de la discapacidad no una mera etiqueta, sino una forma diferente de poder vivir y sentir.
Lo mejor: Conecta con el público y nos acerca de una manera sencilla al día a día de una familia con esta discapacidad.
Lo peor: Su estructura peca de convencional y hay ciertos aspectos sin resolución, además de alguna incongruencia con la edad de los personajes. Terminamos echando de menos que se centre más en sus peculiaridades, que en sus semejanzas con otras películas, dado que finalmente termina captando más nuestra atención la trama musical que la discapacidad.
VALORACIÓN: 7/10
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