domingo, 26 de abril de 2015

A cambio de nada

La adolescencia, ese periodo de grandes descubrimientos

A cambio de nada : Foto Miguel Herrán

"A cambio de nada" es una película que respira humanismo, percibiéndose en todo momento como una obra cercana, afable y entrañable, que termina rindiendo a sus pies al espectador gracias a sus carismáticos actores.
La ganadora de la 18 edición del festival de cine de Málaga, es un drama social que nos acerca a la adolescencia como una etapa de cambio y en la que la trangresión característica de este periodo, unida a una desestructuración familiar, lleva a que los conflictos y la rebeldía hagan acto de presencia. Sin embargo, el punto de vista de esta película no es el de mostrarnos la historia de un niño que desata la ira contra sus padres, sino que asistimos a una fábula sobre la vida, siempre desde la visión de un adolescente con ganas de comerse el mundo.
En un periodo en el que los amigos son lo primero y en el que las circunstancias le obligan a ser independiente, asistimos a un viaje hacia el descubrimiento, visto siempre desde los ojos de dos jóvenes adolescentes. A través de este, vamos conociendo a sus personajes y asistimos a las pequeñas aventuras de esta pareja de amigos. Un camino en el que todo fluye con armonía y sencillez, en el que la comedia y el drama son usados con precisión.
Durante las andanzas de sus protagonistas, su espíritu joven contrasta continuamente con una sociedad inundada por la crisis, desgastada, y en la que la gente se busca la vida de alguna forma para poder vivir. De alguna manera cada uno de los personajes que acompañan a su protagonista necesitan de él, ya sea por la necesidad de ser referente de alguien, como es el caso del mecánico; compartir la vida y vencer a la soledad, como es el caso de la anciana o poder compartir sus inquietudes, como es el caso del amigo. De alguna forma, él suple sus carencias con ellos, sin embargo, sus deseos de triunfo, su inocencia y sus castillos en el aire, chocan contra la realidad social y lo llevan de vuelta al sitio del que se alejó, que permanecía intacto dentro de él, como una herida sin curar.
La película supone el descubrimiento de dos grandes actores, gracias a ellos esta rebosa energía, humildad, sencillez, vitalidad y realismo. Ellos son los responsables de hacer de una historia pequeña, una fábula para el recuerdo. Sin olvidar el excelente trabajo de su reparto de secundarios.
Mención aparte la de la abuela del director, que cuenta con uno de los personajes que más llegan al espectador. Esta cumple con su papel a la perfección, desprendiendo naturalidad y convirtiéndose en una figura reconocida por todos.
La dirección novel del ahora director Daniel Gúzman es notable, siendo realmente destacable la sinceridad que rodea toda la película y el cuidado en la construcción de sus personajes.
La película funciona como obra que conecta con el público y como un todo agradable, sin embargo, es la superficialidad lo que más caracteriza a esta historia, que no pretende ser una reflexión profunda sobre ningún tema en concreto, ni profundizar sobre otros muchos que se perfilan en la misma, sino simplemente mostrarnos secuencias llenas de honestidad, sin un claro objetivo y sin un nexo de unión establecido, más que el de la espontaneidad. Sus imperfecciones no son más que parte de un viaje en el que todos aportan un granito de arena para que la sensación final sea más que satisfactoria.
Lo mejor: Es cercana, divertida y absolutamente entrañable. Sus actores son un magnífico descubrimiento.
Lo peor: Es superficial, el guión tiene algunas lagunas y la historia nos sabe llevar, pero no termina profundizando en nada en concreto, ni llega a ser reveladora en ningún momento.

NOTA: 7/10
         





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